viernes, 7 de agosto de 2015

Ficha de cátedra "Sobre la argumentación y la justificación en ejercicios de gramática"

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE
FACULTAD DE LENGUAS
PROFESORADO Y TRADUCTORADO EN IDIOMA INGLÉS
ÁREA: Gramática Española
AÑ.O 2015

Ficha de cátedra: Sobre la argumentación y la justificación en ejercicios de gramática



Para hacer buena ciencia, uno tiene que dudar de todo, incluso de nuestras ideas, experimentos y conclusiones.
Tom McLeish, 2003

El objetivo de la ciencia es explicar el mayor número de datos a partir del menor número de hipótesis. Einstein, 1954

La gramática como ciencia

El primer paso para comprender el quehacer del gramático es entender en qué ámbito se inscribe su objeto de estudio. Así, por ejemplo, si pensamos en un biólogo, podemos imaginar a una persona con guardapolvo, rodeada de tubos de ensayo y muestras de diferentes plantas y, aunque no sepamos exactamente cómo desarrolla su trabajo, sabemos que estudia, por medio de experimentos, distintos aspectos de los seres vivos. Nadie duda de que un biólogo sea un científico. Sin embargo, con un gramático ya no sucede lo mismo. Cuando se piensa en un gramático, viene a nuestra mente una persona rodeada de libros que le dice a quienes lo rodean cómo se debe hablar, qué está bien, qué está mal y, además, ofrece el significado y la etimología de todas las palabras de una lengua.
Igual, no es culpa nuestra que tengamos esa imagen de un gramático. Durante mucho tiempo la lengua fue considerada una “herramienta” de los seres humanos, algo externo, manipulable y siempre dependiente de otras disciplinas. La lengua del amor, la lengua de la guerra, la lengua de la diplomacia, la lengua de la lógica son todas expresiones que dan cuenta de esto.
Esta idea comenzó a cambiarse recién a mediados del siglo XX, cuando Noam Chomsky propuso la idea “revolucionaria” de concebir las lenguas como objetos naturales, es decir, ni artificiales, ni culturales[1]. Este cambio de mirada conduce directamente a abordar el estudio de las lenguas de manera científica. ¿Por qué? Porque hay un objeto del mundo natural que merece ser entendido y para ello es necesario descubrir las leyes y principios generales que lo regulan. Ante un fenómeno natural que observamos y no entendemos, porque parece escapar de “lo esperable”, el científico no puede decir “ah, bueno, está mal”, sino que revisa las leyes formuladas, hace experimentos (y unas cuantas cosas más), para poder dar una explicación a eso que contempla. Por ejemplo, observamos que los seres vivos que pueden volar tienen alas y concluimos que “lo esperable” es que si un ser vivo tiene alas, pueda volar. En eso, nos topamos con un avestruz, que tiene alas pero no puede volar. ¿Qué diremos? ¿Que está mal que tenga alas y seguiremos felices nuestro camino? No. El científico intentará desarrollar una explicación con respecto a lo que observa, indagará si hay otros seres vivos que tengan alas y que no vuelen y, a partir de estos estudios, tal vez deba reformular la ley de la que había partido. El fin siempre es el conocimiento.
En este mismo sentido, el cambio de perspectiva en el estudio del lenguaje propone nuevos desafíos. Veamos un ejemplo. En español general “lo esperable” es que los nombres propios no estén precedidos por un artículo. Sin embargo, todo el tiempo escuchamos cosas como La Ester. ¿Estamos ofreciendo una explicación sobre el funcionamiento del español si señalamos que decir la Ester está mal? No. Sería lo mismo que decir que está mal que los avestruces tengan alas. Tenemos que proceder como científicos: observar en qué contextos aparece el nombre propio con artículo, determinar qué otras palabras aparecen o no con artículo, revisar en qué orden puede aparece el artículo con el nombre propio. Con todo esto, tal vez sea necesario reformular las leyes que habíamos establecido. Nuevamente, el fin es el conocimiento. En este caso, el conocimiento sobre cómo funciona el sistema lingüístico del español. Cuando comenzamos a hacer eso, nos empezamos a convertir en científicos.
            Realizar un abordaje científico del lenguaje supone seguir un método que parte del reconocimiento de un fenómeno, sigue con su descripción (exhaustiva), su relación con otros fenómenos, el reconocimiento de regularidades y patrones de comportamiento, la formulación de hipótesis que lo expliquen y la posible extensión de esa explicación a otros casos. Este último paso nos permite desarrollar una generalización.
Veamos cómo se darían estos pasos en un fenómeno del español bastante conocido. Si se contemplan los datos de (1), vemos que todos tienen en común el hecho de que el sujeto no se pronuncia. Nada de raro en estos casos... lo peor que puede pasar es que no sepamos a ciencia cierta de quién se habla, pero no mucho más que eso.

(1)       a. Bailó con Juan.
       b. Bailamos con Juan.
       c. Bailé con Juan.
       d. Bailaste con Juan.

Fenómeno observado: el español admite que los sujetos no se pronuncien.

En la descripción de estos datos, podríamos seguir buscando ejemplos y contextos en los que es posible omitir el sujeto en español. Con muchos datos, podríamos observar que el español permite omitir los sujetos, porque el verbo nos ayuda a recuperar la información omitida o, al menos, parte de ella. Así, en los ejemplos de (1b), (1c) y (1d) el sujeto solo puede ser nosotros (1b), yo (1c) y vos (1d), respectivamente. En (1a), no sabemos exactamente a quién se refiere, pero sí que se trata de una única persona y esa persona no es ni el hablante (yo), ni el oyente (vos). Así es que el verbo ayuda mucho. A partir de esta observación, podríamos decir que la posibilidad de omitir los sujetos se relaciona con la “riqueza morfológica” del verbo, es decir, que el verbo tenga información que nos permita recuperar la persona en cuestión. Esta es nuestra hipótesis. El paso siguiente podría ser observar otras funciones sintácticas del español (objeto directo, por ejemplo) y ver si sucede algo parecido. También podríamos mirar el inglés (que lo tenemos al alcance de la mano) y ver qué pasa. Detengámonos en el inglés un ratito. A diferencia del español, el inglés no acepta sujetos nulos, pero también a diferencia del español, el inglés no tiene morfología verbal rica.

(2)       a. He danced with John.
       b. We danced with John.
       c. I danced with John.
       d. You danced with John.

Con esta observación en mente, podríamos establecer una generalización y decir que las lenguas que tienen morfología verbal rica, como el español, pueden omitir los sujetos; mientras que las lenguas con morfología verbal pobre, como el inglés, necesitan pronunciar siempre el sujeto. Antes de que se entusiasmen con esta idea, sepan que cuando comenzamos a explorar otras lenguas, nuestra generalización empieza a tener problemas... pero bueno, de eso se trata.

Sobre la naturaleza de las explicaciones

En el apartado anterior vimos que entender la lingüística como una ciencia implica estudiar el lenguaje con la misma rigurosidad con la que estudiaríamos cualquier fenómeno natural. Y, si entendemos el lenguaje como un fenómeno natural, debemos explicar sus características para extraer patrones y regularidades que nos permitan obtener generalizaciones, leyes generales y principios que los expliquen. 
            No debemos aceptar ningún análisis ciegamente, sino que debemos examinar la lógica detrás del mismo, evaluarlo y decidir basándonos en sus méritos. Este mismo tipo de razonamiento riguroso puede ser útil en la vida cotidiana, por ejemplo, al decidir a quién votamos, si comprar o alquilar un departamento o qué carrera estudiar.

Inducción y deducción: dos caras de la misma moneda

El objetivo de explicar los datos no puede ser solamente hacer una lista de observaciones ya que una simple lista no nos lleva a la comprensión de los fenómenos. Debemos lograr relacionar los datos con otros para elaborar una explicación que vaya más allá de un ejemplo aislado. Podemos identificar una serie de expresiones ambiguas  y oponerlas a otras que no lo sean. Luego de la clasificación, intentaremos una explicación. Cuando la investigación comienza con la observación de datos empíricos, hablamos de inducción o de un proceso inductivo. A través de la inducción intentamos descubrir principios/ leyes generales. Formulamos hipótesis cuyo objetivo es explicar los fenómenos observados.
            Veamos un ejemplo: nuestros datos serán una lista de frases ambiguas (por ejemplo, hombres y mujeres mayores) y otras no ambiguas. Luego formulamos una hipótesis: La ambigüedad se relaciona a la estructura interna de la frase/oración.  No debemos nunca olvidar que lo que hacemos es formular hipótesis sobre el funcionamiento del lenguaje. Cuando vamos de los datos a la formulación de una hipótesis que los explique, hablamos de un proceso inductivo.
            Sigamos con nuestro ejemplo de ambigüedad. Para explicar este fenómeno, utilizamos el concepto de estructura. El trabajo científico se guía tanto por consideraciones empíricas como por conceptos teóricos. La combinación de varias hipótesis da origen a una teoría. Podemos así, examinar algún componente de esa teoría, y evaluar cómo interactúan las diferentes hipótesis, buscar inconsistencias o superposiciones entre ellas. Este tipo de trabajo teórico se denomina deductivo.  Recordemos que aunque aquí hemos diferenciado inducción y deducción, el trabajo experimental/empírico (inductivo) y el trabajo teórico (deductivo) están en interacción constante.

Las explicaciones deben ser explícitas y sistemáticas 

Debemos expresar de manera clara y explícita nuestras presuposiciones, hipótesis, procedimientos, metodología y resultados. Esto asegurará que otros puedan replicar nuestros experimentos, evaluar nuestras hipótesis, y aceptarlas, mejorarlas o contradecirlas. Para lograr este propósito, usaremos fórmulas exactas y evitaremos términos ambiguos. Volvamos por un momento a nuestro ejemplo de la ambigüedad. No basta decir que una expresión es ambigua porque tiene más de una interpretación. Debemos expresar en términos precisos cómo se codifica la modificación en la lengua.

Las explicaciones deben ser simples y económicas

Ante dos hipótesis que describen los mismos datos, ¿qué hace que una explicación sea mejor que otra? Entre dos análisis que explican exitosamente los mismos datos, preferimos el más simple. La simplicidad se logra principalmente a través de generalizaciones y por medio de la reducción de la terminología. La idea de reducir al mínimo proviene de un filósofo inglés llamado Occam. Lo que Occam quería decir es que al describir un fenómeno lingüístico debemos reducir al máximo las suposiciones, las categorías, la terminología o lo que es lo mismo, mantener las descripciones lo más restringidas posible.

Un ejemplo de explicación inadecuada y de explicación mejorada

Repasemos, entonces, qué cosas no deberíamos perder de vista a la hora de resolver un ejercicio de gramática.

1. Dado que el lenguaje es entendido como un fenómeno natural y la lingüística como la ciencia que se ocupa de describirlo y explicarlo, debemos evitar las opiniones personales y las evaluaciones en términos de corrección: así, en las explicaciones gramaticales se deben evitar justificaciones del tipo “esa oración es correcta” o “yo opino que no se debería decir así la oración”.

2. Los ejercicios de gramática suponen explicar un fenómeno lingüístico o un cierto conjunto de datos, y no simplemente describirlos. Esto es: así como no explicamos la evaporación del agua diciendo simplemente que pasa de estado líquido a un estado gaseoso, tampoco nos debemos conformar con una explicación lingüística en términos exclusivamente descriptivos. Por ejemplo, ante un fenómeno como el de la ambigüedad  visto supra, no basta decir que tal o cual oración es ambigua; hay que explicar el porqué de la ambigüedad.

3. La resolución de un ejercicio gramatical, como sucede durante el quehacer científico, debe presentar razonamientos inductivos y deductivos: debemos observar los datos, arriesgar generalizaciones y luego ver de qué manera son compatibles o no con los principios o leyes del aparato teórico que estamos estudiando.

4. Las explicaciones gramaticales deben ser elegantes; esto es, deben ser simples, económicas, explícitas y sistemáticas, tal como se mencionó más arriba.

            Con todo esto en mente, veamos un ejemplo de respuestas a ejercicios de gramática. Consideremos el siguiente ejercicio y su respuesta:

Consigna:
En las siguientes oraciones, determine mediante las pruebas correspondientes cuál es el sujeto.

Datos:
a. Juan te regaló unas flores.
b. La billetera se me perdió.
c. Los estudiantes han trabajado duro para aprobar la materia.
d. A mí me interesa mucho la noticia.
e. Argentina y Brasil se enfrentarán en la final.
f. Los hijos de mis amigos crecieron rápido.

Respuesta (incorrecta) de un estudiante:
El sujeto de la oración a. es ‘Juan’, porque es el que realiza la acción y es de lo que se habla en la oración. En la oración b. el sujeto es ‘la billetera’ porque es de lo que se habla: “la billetera se me perdió, no el celular”. El sujeto de la oración c. es ‘los estudiantes’, dado que son los estudiantes los que realizan la acción. Además, como el sujeto es plural, el verbo también está en plural. En d. el sujeto es ‘a mí’, porque es de los que se habla en la oración. En la oración e., el sujeto está coordinado, ‘Argentina y Brasil’. Es el sujeto porque, para mí, son los equipos que se enfrentarán en el partido; es decir, son los que van a realizar el enfrentamiento. Por último, en la oración “Los hijos de mis amigos crecieron rápido”, el sujeto es ‘Los hijos de mis amigos’.
 
 























Se trata de un ejercicio del tipo de los que se suelen abordar en los primeros niveles del estudio de la gramática española. Pasemos ahora a evaluar la respuesta de este estudiante desconocido. Notamos a primera vista que esta respuesta no cumple con los puntos mencionados en los párrafos anteriores.

1. Se ofrecen justificaciones en términos de opiniones personales (“para mí…”).

2. Hay una descripción (en más de una ocasión, semántica) correspondiente a cada oración y no se procura establecer generalidades. De hecho, esta descripción en términos semánticos lleva a cometer errores: el sujeto de la oración d. no es ‘A mí’, sino ‘la noticia’.

3. En relación con lo anterior, no se aplican razonamientos inductivos o deductivos: no se procura establecer una generalización a partir de todos los casos presentados, sino que caso por caso se menciona una “explicación” particular. Tampoco esta “explicación” se da en términos deductivos: no se parte de una regla general que pueda dar cuenta de todos los datos. Esto se observa claramente en la explicación de la oración f.: es cierto que el sujeto de esa oración es ‘Los hijos de mis amigos’, pero no se menciona el principio o la regla general a partir de la cual esto es así.

4. Por último, la “explicación” ofrecida en esta respuesta no es nada elegante: no se aplica un razonamiento sistemático para la identificación de los sujetos; tampoco se simplifica la tarea proporcionando una regla de validez general para identificar sujetos, ni se evitan las ambigüedades y las imprecisiones (“el sujeto es de lo que se habla”).

Por todo lo dicho, una respuesta mejorada para la misma consigna y los mismos datos sería la siguiente:
Respuesta (mejorada):
Las oraciones presentadas en a. - e. ponen de manifiesto las propiedades de concordancia del español. En efecto, en español el verbo concuerda con el sujeto; es decir, que la morfología verbal presenta las mismas características morfológicas que el sujeto. Así, tanto en a. como en b., el sujeto está en tercera persona del singular (‘Juan’ y ‘La billetera’) por lo que el verbo también está en tercera del singular. En c., e y f. la morfología verbal presenta los rasgos de tercera persona del plural, por lo que los sujetos de estas oraciones deben ser plurales (‘Los estudiantes’, ‘Argentina y Brasil’ y ‘Los hijos de mis amigos’, respectivamente). En d., nuestra generalización de partida nos permite sostener que el sujeto es ‘la noticia’ (y no ‘A mí’), dado que sus características morfológicas coinciden con las del verbo ‘interesa’. Esto lo podemos probar, además, cambiando ‘la noticia’ por ‘las noticias’: si es el sujeto, entonces debería cambiar la morfología del verbo, y vemos que es lo que efectivamente sucede: ‘A mí me interesaN mucho laS noticiaS’.
 
 

















Para finalizar

Cuando se estudia gramática, por tratarse de una disciplina científica, la organización de las explicaciones es crucial para lograr una respuesta adecuada a los ejercicios. Los invitamos, entonces, a que tengan en cuenta lo desarrollado en esta ficha  a la hora de resolver los ejercicios de nuestras materias.

***

Actividades

1) Observe las frases subrayadas en las siguientes oraciones y complete las siguientes consignas.

            a. Siempre tomaban mate abajo de la parra.
            b. Ana está afuera.
            c. Juan está cerca de acá.
            d. Pedro está delante mío.
            e. Los animales están afuera de la jaula.
            f. El elefante comía cerca nuestro.
            g. Lejos de la patria, se aprende a quererla.
            h. El ogro está detrás tuyo.
            i. Dejá la bicicleta cerca.
            j. Fijate arriba de la mesa.

i. Agrupe las oraciones siguiendo un criterio explícito vinculado con las características de las frases subrayadas.
ii. ¿Considera que alguna/algunas frases tienen más de una opción para su realización?
iii. Proponga una hipótesis que permita dar cuenta del comportamiento de estas frases. ¿Es posible formular una única hipótesis que unifique todos los casos presentados aquí?

2) Movimiento del SP (contrastivo)

A partir de los siguientes datos del español y el inglés:
a.       Identifique la preposición en cada caso.
b.      ¿Qué sucede cuando la preposición se mueve?
c.       ¿Qué diferencias encuentra entre (1) y (2) del español?
d.      ¿Qué puede concluir a partir de esta diferencia?
                                 
Inglés
Español
1. For who(m) is Anna waiting?
¿A quién estaba esperando Anna?
2. Who is Anna waiting for?
*¿Quién estaba esperando Anna a?
3. This is the lawyer who you were waiting for.
*Este es el abogado que estabas esperando a(l).
4. That depends on who I give it to.
*Eso depende de quién se lo de a.
5. It is John I was waiting for.
*Es Pedro estaba esperando a.

3) Morfología del swahili

El siguiente ejercicio busca entrenar la capacidad de observación de los datos. En esta oportunidad, el corpus proviene del swahili[2].

-Lea atentamente el siguiente corpus del swahili y resuelva las consignas:

a. /nilipata/  ‘alcancé’                                     i. /niliwapiga/ ‘los golpeé (a ellos)’
b. /walipata/ ‘alcanzaron’                               j. /walitupiga/ ‘nos golpearon’
c. /nilipiga/ ‘golpeé’                           k. /walikipiga/ ‘lo (neutro) golpearon’
d. /nilikipata/ ‘lo (neutro) alcancé’                 l. /utatupiga/ ‘nos golpearás’             
e. /ulikipata/ ‘lo (neutro) alcanzaste’              m. /ulipata/ ‘alcanzaste’
f. /nitakipata/ ‘lo (neutro) alcanzaré’              n. /watakupiga/ ‘te golpearán’
g. /ulipiga/ ‘golpeaste’                                    o. /ulitupiga/ ‘nos golpeaste’
h. /watakipiga/ ‘lo (neutro) golpearán’            p. /nitakupata/ ‘te alcanzaré’

Estableciendo generalizaciones:
i. En todas las palabras hay una parte que se mantiene constante y una parte que va cambiando. Distinga en cada verbo las dos partes.
ii. La parte de la palabra que va cambiando, ¿se puede subdividir? Observe, por ejemplo, ‘niliki-’: ¿es un solo bloque, son dos o son tres? ¿Cómo se puede demostrar? Repita este procedimiento para todas las palabras que aparecen en el corpus.
iii. Confeccione una lista que contenga las subdivisiones posibles en cada palabra y los significados y la información que aportan.

Aplicando las generalizaciones establecidas:
iv. ¿Cómo sería la forma de los verbos que signifiquen ‘nos golpearán’, ‘lo (neutro) golpearás’ y ‘alcanzarás’?
v. Enuncie dos similitudes y dos diferencias con lo que sucede en español.



[1] Claramente, existe una relación entre los aspectos culturales y el lenguaje. La historia del voseo es un buen ejemplo y, si nos metemos en algo más actual, muchos de los cambios que se están dando con respecto al género, como decir la Presidenta en lugar de la Presidente, reflejan cuestiones culturales. Lo esperable sería que los hablantes dijeran siempre “presidente”, porque la terminación –nte forma lo que se denomina participio de presente a partir de un verbo (estudiar> estudia-nte; participar> participa-nte; gobernar> goberna-nte, etc.). No hay nada en –nte que indique la referencia a algo masculino o femenino, por eso “lo esperable” es la terminación –nte. Sin embargo, el hecho de que la persona que “preside” nuestro país sea mujer, ha influido en la formación del nombre presidenta, utilizado por muchos hablantes. Este es un claro ejemplo de que hay cuestiones sociales y culturales que pueden influir en la gramática de las lenguas.
[2] Lengua africana hablada sobre todo en Tanzania y Kenia.

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