UNIVERSIDAD
NACIONAL DEL COMAHUE
FACULTAD
DE LENGUAS
PROFESORADO
Y TRADUCTORADO EN IDIOMA INGLÉS
ÁREA:
Gramática Española
AÑ.O
2015
Ficha de cátedra: Sobre la argumentación y la justificación en ejercicios de gramática
Para hacer buena ciencia, uno tiene que
dudar de todo, incluso de nuestras ideas, experimentos y conclusiones.
Tom McLeish, 2003
El objetivo de la ciencia es explicar el
mayor número de datos a partir del menor número de hipótesis. Einstein, 1954
La gramática como ciencia
El primer paso para comprender el quehacer del
gramático es entender en qué ámbito se inscribe su objeto de estudio. Así, por
ejemplo, si pensamos en un biólogo, podemos imaginar a una persona con
guardapolvo, rodeada de tubos de ensayo y muestras de diferentes plantas y,
aunque no sepamos exactamente cómo desarrolla su trabajo, sabemos que estudia,
por medio de experimentos, distintos aspectos de los seres vivos. Nadie duda de
que un biólogo sea un científico. Sin embargo, con un gramático ya no sucede lo
mismo. Cuando se piensa en un gramático, viene a nuestra mente una persona
rodeada de libros que le dice a quienes lo rodean cómo se debe hablar, qué está
bien, qué está mal y, además, ofrece el significado y la etimología de todas
las palabras de una lengua.
Igual, no es culpa nuestra que
tengamos esa imagen de un gramático. Durante mucho tiempo la lengua fue
considerada una “herramienta” de los seres humanos, algo externo, manipulable y
siempre dependiente de otras disciplinas. La
lengua del amor, la lengua de la guerra,
la lengua de la diplomacia, la lengua de la lógica son todas
expresiones que dan cuenta de esto.
Esta idea comenzó a cambiarse
recién a mediados del siglo XX, cuando Noam Chomsky propuso la idea “revolucionaria”
de concebir las lenguas como objetos naturales, es decir, ni artificiales, ni
culturales.
Este cambio de mirada conduce directamente a abordar el estudio de las lenguas
de manera científica. ¿Por qué? Porque hay un objeto del mundo natural que
merece ser entendido y para ello es necesario descubrir las leyes y principios
generales que lo regulan. Ante un fenómeno natural que observamos y no
entendemos, porque parece escapar de “lo esperable”, el científico no puede
decir “ah, bueno, está mal”, sino que revisa las leyes formuladas, hace
experimentos (y unas cuantas cosas más), para poder dar una explicación a eso
que contempla. Por ejemplo, observamos que los seres vivos que pueden volar
tienen alas y concluimos que “lo esperable” es que si un ser vivo tiene alas,
pueda volar. En eso, nos topamos con un avestruz, que tiene alas pero no puede
volar. ¿Qué diremos? ¿Que está mal que tenga alas y seguiremos felices nuestro
camino? No. El científico intentará desarrollar una explicación con respecto a
lo que observa, indagará si hay otros seres vivos que tengan alas y que no
vuelen y, a partir de estos estudios, tal vez deba reformular la ley de la que
había partido. El fin siempre es el conocimiento.
En este mismo sentido, el cambio
de perspectiva en el estudio del lenguaje propone nuevos desafíos. Veamos un
ejemplo. En español general “lo esperable” es que los nombres propios no estén
precedidos por un artículo. Sin embargo, todo el tiempo escuchamos cosas como La Ester. ¿Estamos ofreciendo una
explicación sobre el funcionamiento del español si señalamos que decir la Ester está mal? No. Sería lo mismo
que decir que está mal que los avestruces tengan alas. Tenemos que proceder
como científicos: observar en qué contextos aparece el nombre propio con
artículo, determinar qué otras palabras aparecen o no con artículo, revisar en
qué orden puede aparece el artículo con el nombre propio. Con todo esto, tal
vez sea necesario reformular las leyes que habíamos establecido. Nuevamente, el
fin es el conocimiento. En este caso, el conocimiento sobre cómo funciona el
sistema lingüístico del español. Cuando comenzamos a hacer eso, nos empezamos a
convertir en científicos.
Realizar
un abordaje científico del lenguaje supone seguir un método que parte del
reconocimiento de un fenómeno, sigue con su descripción (exhaustiva), su
relación con otros fenómenos, el reconocimiento de regularidades y patrones de
comportamiento, la formulación de hipótesis que lo expliquen y la posible
extensión de esa explicación a otros casos. Este último paso nos permite desarrollar
una generalización.
Veamos cómo se darían estos pasos
en un fenómeno del español bastante conocido. Si se contemplan los datos de
(1), vemos que todos tienen en común el hecho de que el sujeto no se pronuncia.
Nada de raro en estos casos... lo peor que puede pasar es que no sepamos a
ciencia cierta de quién se habla, pero no mucho más que eso.
(1) a. Bailó
con Juan.
b. Bailamos con Juan.
c. Bailé con Juan.
d. Bailaste con Juan.
Fenómeno observado: el
español admite que los sujetos no se pronuncien.
En la descripción de estos datos,
podríamos seguir buscando ejemplos y contextos en los que es posible omitir el
sujeto en español. Con muchos datos, podríamos observar que el español permite
omitir los sujetos, porque el verbo nos ayuda a recuperar la información omitida
o, al menos, parte de ella. Así, en los ejemplos de (1b), (1c) y (1d) el sujeto
solo puede ser nosotros (1b), yo (1c) y vos (1d), respectivamente. En (1a), no sabemos exactamente a quién
se refiere, pero sí que se trata de una única persona y esa persona no es ni el
hablante (yo), ni el oyente (vos). Así es que el verbo ayuda mucho. A
partir de esta observación, podríamos decir que la posibilidad de omitir los
sujetos se relaciona con la “riqueza morfológica” del verbo, es decir, que el
verbo tenga información que nos permita recuperar la persona en cuestión. Esta
es nuestra hipótesis. El paso siguiente podría ser observar otras funciones
sintácticas del español (objeto directo, por ejemplo) y ver si sucede algo
parecido. También podríamos mirar el inglés (que lo tenemos al alcance de la
mano) y ver qué pasa. Detengámonos en el inglés un ratito. A diferencia del
español, el inglés no acepta sujetos nulos, pero también a diferencia del
español, el inglés no tiene morfología verbal rica.
(2) a. He danced with John.
b. We
danced with John.
c. I
danced with John.
d. You
danced with John.
Con esta observación en mente, podríamos establecer
una generalización y decir que las lenguas que tienen morfología verbal rica,
como el español, pueden omitir los sujetos; mientras que las lenguas con
morfología verbal pobre, como el inglés, necesitan pronunciar siempre el
sujeto. Antes de que se entusiasmen con esta idea, sepan que cuando comenzamos
a explorar otras lenguas, nuestra generalización empieza a tener problemas...
pero bueno, de eso se trata.
Sobre
la naturaleza de las explicaciones
En el apartado
anterior vimos que entender la lingüística como una ciencia implica estudiar el
lenguaje con la misma rigurosidad con la que estudiaríamos cualquier fenómeno natural.
Y, si entendemos el lenguaje como un fenómeno natural, debemos explicar sus
características para extraer patrones y regularidades que nos permitan obtener
generalizaciones, leyes generales y principios que los expliquen.
No debemos aceptar ningún análisis
ciegamente, sino que debemos examinar la lógica detrás del mismo, evaluarlo y
decidir basándonos en sus méritos. Este mismo tipo de razonamiento riguroso
puede ser útil en la vida cotidiana, por ejemplo, al decidir a quién votamos,
si comprar o alquilar un departamento o qué carrera estudiar.
Inducción y deducción: dos caras
de la misma moneda
El objetivo de
explicar los datos no puede ser solamente hacer una lista de observaciones ya
que una simple lista no nos lleva a la comprensión de los fenómenos. Debemos
lograr relacionar los datos con otros para elaborar una explicación que vaya más
allá de un ejemplo aislado. Podemos identificar una serie de expresiones
ambiguas y oponerlas a otras que no lo
sean. Luego de la clasificación, intentaremos una explicación. Cuando la
investigación comienza con la observación de datos empíricos, hablamos de inducción o de un proceso inductivo. A través de la inducción intentamos descubrir
principios/ leyes generales. Formulamos hipótesis cuyo objetivo es explicar los
fenómenos observados.
Veamos un ejemplo: nuestros datos
serán una lista de frases ambiguas (por ejemplo, hombres y mujeres mayores) y otras no ambiguas. Luego formulamos
una hipótesis: La ambigüedad se relaciona
a la estructura interna de la frase/oración. No debemos nunca olvidar que lo que hacemos
es formular hipótesis sobre el funcionamiento del lenguaje. Cuando vamos de los
datos a la formulación de una hipótesis que los explique, hablamos de un
proceso inductivo.
Sigamos con nuestro ejemplo de
ambigüedad. Para explicar este fenómeno, utilizamos el concepto de estructura. El trabajo científico se
guía tanto por consideraciones empíricas como por conceptos teóricos. La
combinación de varias hipótesis da origen a una teoría. Podemos así, examinar
algún componente de esa teoría, y evaluar cómo interactúan las diferentes
hipótesis, buscar inconsistencias o superposiciones entre ellas. Este tipo de
trabajo teórico se denomina deductivo. Recordemos que aunque aquí hemos diferenciado
inducción y deducción, el trabajo experimental/empírico (inductivo) y el
trabajo teórico (deductivo) están en interacción constante.
Las explicaciones deben ser
explícitas y sistemáticas
Debemos expresar
de manera clara y explícita nuestras presuposiciones, hipótesis,
procedimientos, metodología y resultados. Esto asegurará que otros puedan
replicar nuestros experimentos, evaluar nuestras hipótesis, y aceptarlas,
mejorarlas o contradecirlas. Para lograr este propósito, usaremos fórmulas
exactas y evitaremos términos ambiguos. Volvamos por un momento a nuestro
ejemplo de la ambigüedad. No basta decir que una expresión es ambigua porque
tiene más de una interpretación. Debemos expresar en términos precisos cómo se
codifica la modificación en la lengua.
Las explicaciones deben ser
simples y económicas
Ante dos
hipótesis que describen los mismos datos, ¿qué hace que una explicación sea
mejor que otra? Entre dos análisis que explican exitosamente los mismos datos,
preferimos el más simple. La simplicidad se logra principalmente a través de
generalizaciones y por medio de la reducción de la terminología. La idea de
reducir al mínimo proviene de un filósofo inglés llamado Occam. Lo que Occam
quería decir es que al describir un fenómeno lingüístico debemos reducir al
máximo las suposiciones, las categorías, la terminología o lo que es lo mismo,
mantener las descripciones lo más restringidas posible.
Un
ejemplo de explicación inadecuada y de explicación mejorada
Repasemos,
entonces, qué cosas no deberíamos perder de vista a la hora de resolver un
ejercicio de gramática.
1. Dado que el
lenguaje es entendido como un fenómeno natural y la lingüística como la ciencia que se ocupa de describirlo y
explicarlo, debemos evitar las opiniones
personales y las evaluaciones en términos de corrección: así, en las explicaciones gramaticales se deben
evitar justificaciones del tipo “esa
oración es correcta” o “yo opino que no se debería decir así la oración”.
2. Los
ejercicios de gramática suponen explicar un fenómeno lingüístico o un cierto
conjunto de datos, y no simplemente describirlos. Esto es: así como no
explicamos la evaporación del agua diciendo simplemente
que pasa de estado líquido a un estado gaseoso, tampoco nos debemos conformar
con una explicación lingüística en términos exclusivamente descriptivos. Por
ejemplo, ante un fenómeno como el de la ambigüedad visto supra,
no basta decir que tal o cual oración es ambigua; hay que explicar el porqué de
la ambigüedad.
3. La resolución
de un ejercicio gramatical, como sucede durante el quehacer científico, debe presentar razonamientos inductivos y
deductivos: debemos observar los datos, arriesgar generalizaciones y luego
ver de qué manera son compatibles o no con los principios o leyes del aparato
teórico que estamos estudiando.
4. Las explicaciones gramaticales deben ser
elegantes; esto es, deben ser simples, económicas, explícitas y
sistemáticas, tal como se mencionó más arriba.
Con todo esto en mente, veamos un
ejemplo de respuestas a ejercicios de gramática. Consideremos el siguiente ejercicio
y su respuesta:
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|
Consigna:
En las siguientes oraciones,
determine mediante las pruebas correspondientes cuál es el sujeto.
Datos:
a. Juan te regaló unas flores.
b. La billetera se me perdió.
c. Los estudiantes han
trabajado duro para aprobar la materia.
d. A mí me interesa mucho la
noticia.
e. Argentina y Brasil se
enfrentarán en la final.
f. Los hijos de mis amigos
crecieron rápido.
Respuesta (incorrecta) de un
estudiante:
El sujeto de la oración a. es
‘Juan’, porque es el que realiza la acción y es de lo que se habla en la
oración. En la oración b. el sujeto es ‘la billetera’ porque es de lo que
se habla: “la billetera se me perdió, no el celular”. El sujeto de la
oración c. es ‘los estudiantes’, dado que son los estudiantes los que
realizan la acción. Además, como el sujeto es plural, el verbo también está
en plural. En d. el sujeto es ‘a mí’, porque es de los que se habla en la
oración. En la oración e., el sujeto está coordinado, ‘Argentina y Brasil’.
Es el sujeto porque, para mí, son los equipos que se enfrentarán en el
partido; es decir, son los que van a realizar el enfrentamiento. Por
último, en la oración “Los hijos de mis amigos crecieron rápido”, el sujeto
es ‘Los hijos de mis amigos’.
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Se trata de un
ejercicio del tipo de los que se suelen abordar en los primeros niveles del
estudio de la gramática española. Pasemos ahora a evaluar la respuesta de este
estudiante desconocido. Notamos a primera vista que esta respuesta no cumple
con los puntos mencionados en los párrafos anteriores.
1. Se ofrecen
justificaciones en términos de opiniones personales (“para mí…”).
2. Hay una
descripción (en más de una ocasión, semántica) correspondiente a cada oración y
no se procura establecer generalidades. De hecho, esta descripción en términos
semánticos lleva a cometer errores: el sujeto de la oración d. no es ‘A mí’,
sino ‘la noticia’.
3. En relación
con lo anterior, no se aplican razonamientos inductivos o deductivos: no se
procura establecer una generalización a partir de todos los casos presentados,
sino que caso por caso se menciona una “explicación” particular. Tampoco esta
“explicación” se da en términos deductivos: no se parte de una regla general
que pueda dar cuenta de todos los datos. Esto se observa claramente en la
explicación de la oración f.: es cierto que el sujeto de esa oración es ‘Los
hijos de mis amigos’, pero no se menciona el principio o la regla general a
partir de la cual esto es así.
4. Por último,
la “explicación” ofrecida en esta respuesta no es nada elegante: no se aplica
un razonamiento sistemático para la identificación de los sujetos; tampoco se
simplifica la tarea proporcionando una regla de validez general para identificar
sujetos, ni se evitan las ambigüedades y las imprecisiones (“el sujeto es de lo
que se habla”).
Por todo lo
dicho, una respuesta mejorada para la misma consigna y los mismos datos sería
la siguiente:
|
|
Respuesta (mejorada):
Las oraciones
presentadas en a. - e. ponen de manifiesto las propiedades de concordancia
del español. En efecto, en español el verbo concuerda con el sujeto; es
decir, que la morfología verbal presenta las mismas características
morfológicas que el sujeto. Así, tanto en a. como en b., el sujeto está en
tercera persona del singular (‘Juan’ y ‘La billetera’) por lo que el verbo
también está en tercera del singular. En c., e y f. la morfología verbal
presenta los rasgos de tercera persona del plural, por lo que los sujetos
de estas oraciones deben ser plurales (‘Los estudiantes’, ‘Argentina y
Brasil’ y ‘Los hijos de mis amigos’, respectivamente). En d., nuestra
generalización de partida nos permite sostener que el sujeto es ‘la
noticia’ (y no ‘A mí’), dado que sus características morfológicas coinciden
con las del verbo ‘interesa’. Esto lo podemos probar, además, cambiando ‘la
noticia’ por ‘las noticias’: si es el sujeto, entonces debería cambiar la
morfología del verbo, y vemos que es lo que efectivamente sucede: ‘A mí me
interesaN mucho laS noticiaS’.
|
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Para
finalizar
Cuando se
estudia gramática, por tratarse de una disciplina científica, la organización
de las explicaciones es crucial para lograr una respuesta adecuada a los
ejercicios. Los invitamos, entonces, a que tengan en cuenta lo desarrollado en
esta ficha a la hora de resolver los
ejercicios de nuestras materias.
***
Actividades
1) Observe
las frases subrayadas en las siguientes oraciones y complete las siguientes
consignas.
a.
Siempre tomaban mate abajo de la parra.
b.
Ana está afuera.
c.
Juan está cerca de acá.
d.
Pedro está delante mío.
e.
Los animales están afuera de la jaula.
f.
El elefante comía cerca nuestro.
g.
Lejos de la patria, se aprende a quererla.
h.
El ogro está detrás tuyo.
i.
Dejá la bicicleta cerca.
j.
Fijate arriba de la mesa.
i. Agrupe las oraciones siguiendo
un criterio explícito vinculado con las características de las frases
subrayadas.
ii. ¿Considera que alguna/algunas
frases tienen más de una opción para su realización?
iii. Proponga una hipótesis que
permita dar cuenta del comportamiento de estas frases. ¿Es posible formular una
única hipótesis que unifique todos los casos presentados aquí?
2)
Movimiento del SP (contrastivo)
A partir de los siguientes datos
del español y el inglés:
a.
Identifique
la preposición en cada caso.
b.
¿Qué
sucede cuando la preposición se mueve?
c.
¿Qué
diferencias encuentra entre (1) y (2) del español?
d.
¿Qué
puede concluir a partir de esta diferencia?
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Inglés
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Español
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1. For who(m) is
Anna waiting?
|
¿A quién estaba
esperando Anna?
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2. Who is Anna waiting for?
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*¿Quién estaba
esperando Anna a?
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|
3. This is the lawyer who you were waiting
for.
|
*Este es el abogado
que estabas esperando a(l).
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|
4. That depends on who I give it to.
|
*Eso depende de
quién se lo de a.
|
|
5. It is John I was waiting for.
|
*Es Pedro estaba
esperando a.
|
3) Morfología
del swahili
El siguiente ejercicio busca
entrenar la capacidad de observación de los datos. En esta oportunidad, el
corpus proviene del swahili.
-Lea atentamente el siguiente
corpus del swahili y resuelva las consignas:
a. /nilipata/ ‘alcancé’ i. /niliwapiga/ ‘los golpeé (a ellos)’
b. /walipata/ ‘alcanzaron’ j. /walitupiga/ ‘nos golpearon’
c. /nilipiga/ ‘golpeé’ k. /walikipiga/ ‘lo (neutro) golpearon’
d. /nilikipata/ ‘lo (neutro)
alcancé’ l. /utatupiga/ ‘nos golpearás’
e. /ulikipata/ ‘lo (neutro)
alcanzaste’ m. /ulipata/ ‘alcanzaste’
f. /nitakipata/ ‘lo (neutro) alcanzaré’ n.
/watakupiga/ ‘te golpearán’
g. /ulipiga/ ‘golpeaste’ o. /ulitupiga/ ‘nos golpeaste’
h. /watakipiga/ ‘lo (neutro)
golpearán’ p. /nitakupata/ ‘te
alcanzaré’
Estableciendo generalizaciones:
i. En todas las palabras hay una
parte que se mantiene constante y una parte que va cambiando. Distinga en cada
verbo las dos partes.
ii. La parte de la palabra que va
cambiando, ¿se puede subdividir? Observe, por ejemplo, ‘niliki-’: ¿es un solo bloque,
son dos o son tres? ¿Cómo se puede demostrar? Repita este procedimiento para todas
las palabras que aparecen en el corpus.
iii. Confeccione una lista que
contenga las subdivisiones posibles en cada palabra y los significados y la
información que aportan.
Aplicando las generalizaciones
establecidas:
iv. ¿Cómo sería la forma de los
verbos que signifiquen ‘nos golpearán’, ‘lo (neutro) golpearás’ y ‘alcanzarás’?
v. Enuncie dos similitudes y dos
diferencias con lo que sucede en español.