UNIVERSIDAD
NACIONAL DEL COMAHUE
FACULTAD DE
LENGUAS
PROFESORADO Y
TRADUCTORADO EN IDIOMA INGLÉS
CÁTEDRAS:
Gramática española, Gramática española I, Gramática española II
AÑO 2014
Ficha de cátedra: El aspecto léxico
1. Presentación del problema
Es un hecho bien sabido que
los verbos en español codifican, en su estructura morfológica, información
sobre la temporalidad del evento. Esto es, el verbo refleja y presupone la
noción de tiempo, y organiza los eventos a partir del momento de habla. Ahora
bien, distintos autores han notado que, de manera simultánea aunque
independientemente de la categoría gramatical tiempo, los predicados codifican también el esquema temporal
interno del evento. A esta información se la conoce como aspecto.
Considérense los siguientes
ejemplos. A la pregunta “¿Qué estás haciendo?” es posible responder (1a y b),
pero no (1c):
(1) a. Estoy cocinando una pizza.
b. Estoy estudiando los temas para el examen de mañana.
c. */?? Estoy sabiendo una canción.
La perífrasis estar + gerundio enfoca la progresión
del evento en cuestión. Ahora bien, como se desprende de los ejemplos de
(1), no es posible hacer foco en la
progresión de cualquier evento. Cocinar,
estudiar y saber son verbos
transitivos; los tres ocurren con un OD delimitado. De allí es posible pensar
que la imposibilidad de (1c) no se relaciona con su estructura sintáctica, sino
más bien con algún tipo de información de este predicado que sea incompatible
con la información que aporta la perífrasis estar
+ gerundio. En efecto, si se observan con atención los eventos cocinar, estudiar y saber es
posible notar diferencias sustanciales. El evento denotado por cocinar, en un predicado como cocinar una pizza, tiende a un fin y la
consecución acabada del evento se logra una vez que la pizza está cocinada. Lo
mismo cabe decir de estudiar los temas
para el examen: el evento tiene un
punto final (a saber, el momento en que los temas están estudiados en su
totalidad) y su desarrollo temporal interno tiende hacia él. No ocurre lo mismo
con saber: no hay un fin, un telos, que culmine el evento. Saber algo
es mantenerse, sin modificaciones en el tiempo, en un estado determinado.
Si se observan los datos de
(1) a la luz de lo anterior, se deduce que la perífrasis estar + gerundio es compatible con eventos que progresan, que
avanzan hacia un límite, y que, por lo tanto, pueden descomponerse en fases
(inicial, intermedia y final). Los eventos estativos como saber una canción, en cambio, no pueden descomponerse en fases ni
progresan hacia un fin. De allí su incompatibilidad con la perífrasis
progresiva.[1]
Datos como los de (1) conducen
en dirección a postular la noción de aspecto.
“El término ‘aspecto’ se ha usado normalmente para aludir a la información (o
conjunto de informaciones) que un predicado proporciona sobre la manera en que
se desarrolla y distribuye un evento en el tiempo” (De Miguel, 1999: 2980). Las
formas en que se manifiesta esa información formalmente son de naturaleza
diversa.
2. Consideraciones generales sobre el aspecto léxico
El término ‘aspecto’ es poco
preciso en la literatura especializada. Esta falta precisión se agudiza aún más
si se consideran los distintos términos que hacen referencia a los modos en que
se manifiesta la aspectualidad en la gramática. Es por ello que vale la pena
distinguir y delimitar el uso de los
conceptos ‘aspecto flexivo’ y ‘aspecto léxico’.
El aspecto flexivo es la
información acerca de la temporalidad interna del propio evento dada por los
morfemas flexivos del verbo. En español, el aspecto flexivo se manifiesta con
claridad en pares como los de (2) y (3).
(2) a. Juan llegaba a las 6am al trabajo (i.e., llegó a esa hora todos los días durante un período
impreciso de tiempo)
b. Juan llegó a las 6am al trabajo (i.e., llegó una sola vez a esa hora)
(3) a. Santiago preparaba un guiso (y lo sigue haciendo).
b. Santiago preparó un guiso (*/??y lo sigue haciendo).
El tiempo de los ejemplos (2a)
y (3a) es pretérito imperfecto, y supone que los eventos no están delimitados.
Si bien en (2a) el verbo denota un evento puntual, delimitado, el imperfecto
fuerza una lectura iterativa o frecuentativa y es esa iteración del evento llegar la que carece de un límite
temporal. En 3a, por su parte, el imperfecto denota un evento que ocurrió en un
intervalo de tiempo anterior al momento de habla, pero no se indica ni el
inicio ni el final (de allí la posibilidad de continuar la oración con y lo sigue haciendo. En (2b) y (3b), en
cambio, los eventos están presentados de manera delimitada, acabada en el
pasado, por lo que no se puede interpretar que se extiendan hasta el momento de
habla.
Por otro lado, el aspecto
léxico[2]
refiere el modo en que tiene lugar cualquier tipo de evento. Da cuenta, además,
de que la información aspectual no es proporcionada únicamente por verbos: la
aspectualidad es una categoría semántica que se manifiesta en predicados de
distinta naturaleza (nominales, adjetivales, preposicionales) y que resulta no
de la información contenida en un ítem léxico, sino que tiene lugar de manera
composicional. Así, el aspecto léxico es una noción transcategorial y
composicional, por lo que constituye un fenómeno a la vez semántico y
sintáctico.
Respecto de la
transcategorialidad, como se observa en los siguientes ejemplos, las mismas
categorías aspectuales sirven para establecer clases tanto de predicados como
de sustantivos.
(4) a. La luz relampagueó.
b. Perro.
(5) a. Juan duerme.
b. Agua.
En (4a), el predicado relampaguear es un evento delimitado
(porque tiene un fin inherente, es un destello que comienza y termina casi
simultáneamente) y está compuesto por una única entidad (para que tenga lugar
el evento relampaguear basta con que
ocurra una única vez). Ahora bien, si se observa con atención, lo mismo cabe
decir para perro: es una entidad
delimitada (es posible demarcar sus contornos) y, al igual que relampaguear, es una entidad única (para
que tenga lugar la entidad perro es
suficiente que haya un perro). Además, tanto en (4a) como en (4b) no es posible
dividir el evento o la entidad en partes menores y seguir teniendo el mismo
evento o la misma entidad (i.e., la
mitad de un perro no es un perro). Esto sí es posible, en cambio, en los casos
de (5): si se fracciona el tiempo durante el cual se desarrolla el evento Juan duerme, en todos los fragmentos
resultantes, Juan está durmiendo, y
si se fracciona el agua, las cantidades menores resultantes serán también agua.
A los sustantivos como perro se los denomina sustantivos discontinuos o contables; a los del tipo de agua se los denomina sustantivos continuos, incontables o de masa. Esta
clasificación, podría pensarse, es de naturaleza aspectual.
Los adjetivos también están
sujetos a restricciones aspectuales. Piénsese, por ejemplo, en la diferencia
que se establece entre (6a) y (6b):
(6) a. Ese caballo es purasangre.
b. *Ese caballo es enfermo.
Tanto purasangre como enfermo son
adjetivos, pero, como se observa, no se comportan de la misma manera. La razón
de la agramaticalidad en este caso radica en una cuestión aspectual: la cópula ser solo se combina con adjetivos
imperfectivos, es decir, con adjetivos que supongan una propiedad inherente del
sujeto independientemente del evento de que se trate. En cambio, adjetivos como
lleno, limpio, junto, seco, electo, etc., son
perfectivos -es decir, denotan un estado final alcanzado. De allí que no se
combinen con la cópula es pero sí lo
hagan con estar, que se diferencia de
ser por requerir un predicativo
subjetivo obligatorio (PSO) perfectivo:
(7) El caballo está lleno, sucio, limpio, seco, etc.
La perfectividad de estos
adjetivos se puede observar en la posibilidad que tienen de combinarse con
adverbios como completamente, del todo, posibilidad que los adjetivos
imperfectivos como purasangre no
tienen.
(8) a. El caballo de Juan está completamente sucio.
b. *El caballo de Juan es/está completamente purasangre.
La explicación que aduce la
bibliografía para esta diferencia en cuanto al comportamiento de los adjetivos
de perfectivos e imperfectivos (Bosque, 1990) es que los primeros derivan,
mediante un proceso morfológico, de participios perfectos pasivos
(llenado>lleno, limpiado>limpio, secado>seco, elegido>electo) por
lo que heredarían de estos su carácter perfectivo.
Como ya se mencionó, el
aspecto léxico es composicional. Esta característica permite pensar el aspecto
como una noción que está más allá de la significación intrínseca de los verbos
y habilita la posibilidad de entender el aspecto léxico como un fenómeno
semántico y sintáctico al mismo tiempo.
La naturaleza composicional
del aspecto se aprecia con claridad, por ejemplo, cuando el aspecto del
predicado se define a partir de la naturaleza del complemento directo.
Obsérvense las siguientes oraciones.
(9) a. Mi vecino está arreglando sillas (*a las 14:45hs).
b. Mi vecino está arreglando dos sillas (*todos los días).
Como se observa, los
predicados con el verbo arreglar cambian
su naturaleza aspectual según si el complemento es delimitado o no. Así, dos sillas es delimitado, por lo que
puede combinarse con adjuntos temporales que señalen un punto determinado en el
tiempo: arreglar dos sillas antes de las
14:45hs, pero no con adjuntos que impliquen duración o habitualidad, como
se observa en (9b). Por el contrario, si el complemento de arreglar no está delimitado, todo el predicado carece de delimitación,
como se observa en (9a). (Este comportamiento con un nombre plural sin
determinante se repite cuando el nombre es de masa. Véase la Ficha de cátedra
sobre nombres desnudos). Estos comportamientos muestran que la delimitación o
no del nombre que actúe como complemento del verbo es fundamental para
determinar el aspecto de un predicado.
El llamado se aspectual también es otro ejemplo de
la naturaleza composicional del aspecto léxico. Según distintos autores
(Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009; De Miguel, 1999; RAE, 2009, entre muchos
otros), la aparición de este tipo de se se
halla en estrecha relación con un complemento directo delimitado. Así:
(10) a. ¿Quién se ha comido la torta que quedó en la heladera?
b. ¿Quién se ha comido las tortas que quedaron en la
heladera?
c. *¿Quién se ha comido tortas/queso?
Como se observa en (10c), la
ocurrencia de un se aspectual en una
oración que contenga un complemento no delimitado, ya sean nombres contables en
plural sin determinación (tortas, pizzas) o nombres no contables (carne, queso), arroja resultados agramaticales. Otra vez, no es posible
determinar, a la luz de datos como los de (9) o (10), las características
aspectuales de un predicado como comer
sin tener en cuenta el contexto sintáctico en el que se inserta.
Otro de los elementos que
influyen en la interpretación aspectual del predicado es el adjunto. En
ocasiones, es el adverbio que modifica el predicado lo que fuerza una
determinada lectura aspectual. Un evento delimitado, como el de (11a), puede perder
su delimitación si el modificador supone una extensión del evento durante un
período de tiempo, como se observa en (11b):
(11) a. Tropecé con esa piedra.
b. Tropecé con esa piedra durante meses.
En efecto, si el predicado tropezar con esa piedra es delimitado y
puntual, tropezar con esa piedra todos
los días supone una iteración no delimitada del subevento, delimitado y
puntual, tropezar con esa piedra.
Lo propio cabe decir de las
perífrasis verbales aspectuales. En español existe una alta productividad de
construcciones perifrásticas con valor aspectual que determinan el valor
aspectual del evento, como en (12).
(12) a. El invitado saludó a su anfitrión.
b. El invitado anda saludando a sus anfitriones.
(12a) es un evento delimitado,
puntual. De allí que sea posible sostener que el valor aspectual progresivo o
continuativo de (12b) está dado por la perífrasis andar + gerundio.
3. Clases aspectuales de predicados.
En las páginas anteriores se
han utilizado, de manera un tanto imprecisa, los términos delimitado, puntual, estados, entre otros, con el propósito
de caracterizar el aspecto de los predicados. En lo que sigue se intentará
darle precisión a estos términos para luego establecer clases de predicados
según su aspecto léxico.
Un predicado es télico (del griego telos, ‘fin’) o delimitado[3] cuando tiene, de manera inherente, un punto final luego del cual
el evento ya no tiene lugar. Así, hacer
un té culmina cuando el té está efectivamente realizado, mientras que respirar no presenta un límite o punto
final inherente.
A su vez, los predicados
pueden ser o bien durativos o bien puntuales o no durativos. Los primeros ocupan un intervalo temporal, mientras
que los segundos no: son instantáneos o momentáneos. Gráficamente, un predicado
como coleccionar monedas puede
representarse del siguiente modo, con
símbolos que indiquen el transcurso del tiempo:
>>>>>>>>, mientras que los predicados que carecen de
estructura temporal, como darse cuenta,
pueden ser representados por medio de un punto, ·.
Otra característica que define
el aspecto léxico de los predicados es si sufren algún cambio o no mientras
tienen lugar. En este sentido, un evento se define como dinámico si sufre
cambios internos en su desarrollo temporal. Por el contrario, si el evento no
sufre ni experimenta ningún cambio en su desarrollo temporal se denomina no
dinámico. Por ejemplo, correr, cocinar, fumar, hablar, caerse son eventos dinámicos. Ser flaco, medir 1.78m, conocer algo
son eventos no dinámicos.
La combinación de los rasgos delimitación, duración y dinamicidad da
lugar, según muchos autores, a clases aspectuales distintas.
Los eventos que son no delimitados, durativos y no dinámicos
se denominan ESTADOS (states, en
inglés). Son eventos que no ocurren, sino que se dan de manera homogénea
durante un período de tiempo. Ejemplos de estados son ser americano, ser verde,
medir 2m, saber inglés, amar a la
familia. Los rasgos que definen a los estados suponen combinaciones
sintácticas posibles y combinaciones que arrojan resultados agramaticales. Como
se dijo, los estados son eventos que no ocurren, sino que simplemente se dan.
Así se explica los contrastes entre las oraciones de (13):
(13) a. Ocurrió que cayó una gran helada.
b. *Ocurrió que la fruta estuvo sabrosa.
Un estado, por ser no delimitado
y durativo, no puede parar de darse:
(14) a. *Juan paró de ser americano/medir dos metros/saber inglés.
b. Juan paró de correr/escuchar ese programa de
radio/tomar mate.
Las oraciones de (14a) son
agramaticales, además, por el carácter no agentivo del sujeto; esta
característica es propia de los estados (y ayuda a distinguir claramente
estados de actividades). De allí que no acepten el imperativo, como se observa
en los predicados de (15):
(15) *Sabé la verdad/tené dos novelas de Cortázar/medí dos metros.
Los estados, dado que son
homogéneos y no dinámicos, no pueden descomponerse en fases intermedias en su
desarrollo temporal. Por ello, son incompatibles con la perífrasis
progresiva estar + gerundio, que supone un progreso de la acción en el tiempo
(16a) ni con la locución poco a poco (16b):
(16) a. *Juan está teniendo dos primos.
b. *Juan mide dos metros poco a poco.
c. Juan está preparando la materia/preparó la materia poco
a poco.
Los eventos que son no delimitados, durativos y dinámicos se
denominan ACTIVIDADES (activities, en
inglés). Se trata de eventos que se extienden a lo largo del tiempo y que
carecen de un punto final. A diferencia de los estados (también durativos y no
delimitados), las actividades tienen un sujeto agentivo, por lo que pueden presentar adjuntos que dependan del
carácter agentivo del sujeto, como se observa en (17)[4]:
(17) a. Juan corre todos los días para entrar en el equipo de
básquetbol.
b. *Juan mide dos metros para entrar en el equipo de
básquetbol.
Las actividades, a diferencia
de otros predicados, ocurren y han ocurrido al mismo tiempo. Esto es, si Juan
corre, se puede afirmar que ha corrido en cualquiera de los momentos en que se
subdivida el evento (a diferencia de, por ejemplo, arreglar un auto: el evento
ocurrirá de manera completa solo cuando el auto esté completamente arreglado).
Son actividades correr, jugar, nadar, caminar, cantar, fumar.
Los eventos que son durativos, dinámicos y además delimitados
se denominan REALIZACIONES o EFECTUACIONES (accomplishment, en inglés). Este tipo de eventos que se prolongan
en el tiempo pero que, a diferencia de las actividades, presentan de manera
inherente a su propia estructura temporal un punto final o un estado resultante
que indica el fin del evento. Una realización ocurrirá solo cuando se haya
alcanzado el punto final o estado resultante. Por eso, no se puede decir a
propósito de Juan arregla un auto que
el evento ocurre y ha ocurrido en cada una de sus fases intermedias. Son
realizaciones reparar un auto, caminar hasta la esquina, aprender las tablas de multiplicar, armar una repisa, construir un vínculo.
Existe un cuarto tipo de
predicado según su aspecto. Si el evento es dinámico
y delimitado pero no durativo, es decir, si no tiene
extensión temporal, se denomina LOGRO (achievements,
en inglés). Se trata de eventos puntuales que denotan el inicio o el final de
una situación, ya que se enfocan exclusivamente en ese punto inicial o final.
Son logros tropezar, llegar, nacer, morir, encontrar las llaves, darse cuenta de…,
entrar.
El siguiente cuadro resume las
características de las clases aspectuales de predicados estudiadas:
|
|
Delimitación
|
Duración
|
Dinamicidad
|
Agentividad
|
|
Estados
|
-
|
+
|
-
|
-
|
|
Actividades
|
-
|
+
|
+
|
+
|
|
Realizaciones
|
+
|
+
|
+
|
No corresponde
|
|
Logros
|
+
|
-
|
+
|
No corresponde
|
(Adaptado
de Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009: p. 301)
Dadas las descripciones
generales de estados, actividades, realizaciones y logros, es posible pensar en
pruebas formales que ayuden a distinguir los distintos tipos de clases
aspectuales de predicados.
Los predicados delimitados
(realizaciones y logros) se combinan con sintagmas temporales como en una hora, en un mes, mientras que los predicados no delimitados (actividades
y estados), por indicar una extensión temporal, se combinan mejor con sintagmas
encabezados por durante.
(18) a. Juan leyó la novela (realización) en una semana/#durante
una semana.[5]
b. Juan llegó a Neuquén (logro) en una hora/*durante una
hora.
c. Juan camina por la barda (actividad) durante dos
horas/#en una hora.
d. Juan supo dos idiomas durante toda su vida/*en una
hora.
Además, solo los predicados
delimitados pueden formar parte de construcciones del tipo llevarle a uno un año + X.
Las actividades las rechazan.
(19) a. Me llevó un año construir mi casa (realización).
b. Me llevó un año darme cuenta de mi error (logro).
c. *Me llevó un año caminar por la barda (actividad).
Por su parte, los predicados
no delimitados se pueden combinar con construcciones encabezadas por hasta. Los predicados delimitados, no.
(20) a. #Juan construyó la casa hasta el verano
(realización).
b. *Juan nació hasta el amanecer (logro).
c. Juan nadó hasta que se cansó (actividad).
d. Supe dos idiomas hasta que tuve el accidente (estado).
Existen pruebas para
distinguir realizaciones de otros tipos de eventos. Una de ellas es el adverbio
casi: si una realización se combina
con casi, la interpretación que tiene
lugar es la de que el evento ha comenzado a ocurrir pero no se desarrolló por
completo. Si casi se combina con un
logro, se interpreta que el evento ni siquiera comenzó a ocurrir (lo mismo
sucede con actividades y estados).
(21) a. Juan casi reparó el auto (realización).
b. La bomba casi explotó (logro)
c. Laura casi corre por el parque (actividad), pero se
arrepintió a último momento.
d. Laura casi odia a sus primos políticos (estado).
Otra prueba que identifica
realizaciones es la que dan ciertas construcciones adverbiales, como medio o hasta la mitad.
(22) a. Juan tiene medio construida su casa (realización).
b. Juan leyó la novela hasta la mitad (realización).
c. *Juan odia a sus primos hasta la mitad (estado).
d. *El pájarito murió hasta la mitad (logro).
f. *Juan caminó hasta la mitad (actividad).
4. Conclusión
Las pruebas para identificar
clases aspectuales de predicados son numerosas. Ello se debe, en gran medida, a
la naturaleza transcategorial del aspecto léxico. Desde un punto de vista
aspectual, tal como se intentó mostrar, los predicados son flexibles, lo que da
lugar a distintas combinaciones, a partir de elementos con distinto valor
aspectual. Ahora bien, no todas las combinaciones son posibles, ni en todos los
casos es posible forzar una interpretación; datos como los de (18)-(22) así lo
demuestran. Las repercusiones sintácticas de la naturaleza transcategorial del
aspecto léxico, como se pudo observar, son diversas. Aquí solo se han
presentado algunas con el objetivo de mostrar someramente el comportamiento de
los eventos según la clase aspectual a la que pertenecen.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Aristóteles. 1997. Metafísica. Madrid: Gredos (traducción
de Valentín García Yebra).
Bosque, I. (ed). 1990. Tiempo y aspecto en español. Madrid:
Cátedra.
Bosque, I. y Gutiérrez-Rexach, J. 2009. Fundamentos de sintaxis formal. Madrid: Akal.
De Miguel, E. “El aspecto léxico”. En Bosque, I. y Demonte, V. (dir.).
1999. Gramática descriptiva del español.
Madrid: Espasa.
Morimoto, Y. 1988. El
aspecto léxico. Delimitación.
Madrid: Arco Libros.
[1]
Fue Aristóteles (Met. IX, 6) quien,
en el siglo IV a. C., por primera vez notó la diferencia entre verbos que
tienden hacia un fin y verbos que carecen del mismo.
[2]
En la bibliografía especializada, suele utilizarse el término Aktionsart para referir el modo en que
en que se da una acción. Según De Miguel (op.
cit.), si bien Aktionsart goza de
aceptabilidad en la literatura sobre aspecto, algunos autores prefieren
utilizar el término aspecto léxico para
referir el modo en que se dan los eventos, por ser más general.
[3]
Algunos autores distinguen la noción de telicidad de la de delimitación (cfr.
De Miguel, 1999; Morimoto, 1988). En la
presente ficha, se consideran nociones sinónimas, tal como lo hacen
Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009.
[4] La
agentividad o no del sujeto es un rasgo que ayuda a diferenciar con claridad
estados de actividades. Sin embargo, al hablar de logros y realizaciones, este
rasgo carece de pertinencia.
[5]
El símbolo # indica que (18a),
con durante, no es agramatical, como
sí lo es (18b), sino que tiene una interpretación que no es relevante en este
contexto. Dicha interpretación no relevante podría parafrasearse del siguiente
modo: Juan estuvo leyendo la novela
durante una semana (y no la terminó).
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