jueves, 23 de octubre de 2014

Ficha de cátedra: El aspecto léxico

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE
FACULTAD DE LENGUAS
PROFESORADO Y TRADUCTORADO EN IDIOMA INGLÉS
CÁTEDRAS: Gramática española, Gramática española I, Gramática española II
AÑO 2014

Ficha de cátedra: El aspecto léxico

1. Presentación del problema

Es un hecho bien sabido que los verbos en español codifican, en su estructura morfológica, información sobre la temporalidad del evento. Esto es, el verbo refleja y presupone la noción de tiempo, y organiza los eventos a partir del momento de habla. Ahora bien, distintos autores han notado que, de manera simultánea aunque independientemente de la categoría gramatical tiempo, los predicados codifican también el esquema temporal interno del evento. A esta información se la conoce como aspecto.
Considérense los siguientes ejemplos. A la pregunta “¿Qué estás haciendo?” es posible responder (1a y b), pero no (1c):

(1)       a. Estoy cocinando una pizza.
            b. Estoy estudiando los temas para el examen de mañana.
            c. */?? Estoy sabiendo una canción.

La perífrasis estar + gerundio enfoca la progresión del evento en cuestión. Ahora bien, como se desprende de los ejemplos de (1),  no es posible hacer foco en la progresión de cualquier evento. Cocinar, estudiar y saber son verbos transitivos; los tres ocurren con un OD delimitado. De allí es posible pensar que la imposibilidad de (1c) no se relaciona con su estructura sintáctica, sino más bien con algún tipo de información de este predicado que sea incompatible con la información que aporta la perífrasis estar + gerundio. En efecto, si se observan con atención los eventos cocinar, estudiar y saber es posible notar diferencias sustanciales. El evento denotado por cocinar, en un predicado como cocinar una pizza, tiende a un fin y la consecución acabada del evento se logra una vez que la pizza está cocinada. Lo mismo cabe decir de estudiar los temas para el examen: el evento  tiene un punto final (a saber, el momento en que los temas están estudiados en su totalidad) y su desarrollo temporal interno tiende hacia él. No ocurre lo mismo con saber: no hay un fin, un telos, que culmine el evento. Saber algo es mantenerse, sin modificaciones en el tiempo, en un estado determinado.
Si se observan los datos de (1) a la luz de lo anterior, se deduce que la perífrasis estar + gerundio es compatible con eventos que progresan, que avanzan hacia un límite, y que, por lo tanto, pueden descomponerse en fases (inicial, intermedia y final). Los eventos estativos como saber una canción, en cambio, no pueden descomponerse en fases ni progresan hacia un fin. De allí su incompatibilidad con la perífrasis progresiva.[1]
Datos como los de (1) conducen en dirección a postular la noción de aspecto. “El término ‘aspecto’ se ha usado normalmente para aludir a la información (o conjunto de informaciones) que un predicado proporciona sobre la manera en que se desarrolla y distribuye un evento en el tiempo” (De Miguel, 1999: 2980). Las formas en que se manifiesta esa información formalmente son de naturaleza diversa.

2. Consideraciones generales sobre el aspecto léxico

El término ‘aspecto’ es poco preciso en la literatura especializada. Esta falta precisión se agudiza aún más si se consideran los distintos términos que hacen referencia a los modos en que se manifiesta la aspectualidad en la gramática. Es por ello que vale la pena distinguir  y delimitar el uso de los conceptos ‘aspecto flexivo’ y ‘aspecto léxico’.
El aspecto flexivo es la información acerca de la temporalidad interna del propio evento dada por los morfemas flexivos del verbo. En español, el aspecto flexivo se manifiesta con claridad en pares como los de (2) y (3).

(2)       a. Juan llegaba a las 6am al trabajo (i.e., llegó a esa hora todos los días durante un                                                                            período impreciso de tiempo)
            b. Juan llegó a las 6am al trabajo (i.e., llegó una sola vez a esa hora)

(3)       a. Santiago preparaba un guiso (y lo sigue haciendo).
            b. Santiago preparó un guiso (*/??y lo sigue haciendo).

El tiempo de los ejemplos (2a) y (3a) es pretérito imperfecto, y supone que los eventos no están delimitados. Si bien en (2a) el verbo denota un evento puntual, delimitado, el imperfecto fuerza una lectura iterativa o frecuentativa y es esa iteración del evento llegar la que carece de un límite temporal. En 3a, por su parte, el imperfecto denota un evento que ocurrió en un intervalo de tiempo anterior al momento de habla, pero no se indica ni el inicio ni el final (de allí la posibilidad de continuar la oración con y lo sigue haciendo. En (2b) y (3b), en cambio, los eventos están presentados de manera delimitada, acabada en el pasado, por lo que no se puede interpretar que se extiendan hasta el momento de habla.
Por otro lado,  el aspecto léxico[2] refiere el modo en que tiene lugar cualquier tipo de evento. Da cuenta, además, de que la información aspectual no es proporcionada únicamente por verbos: la aspectualidad es una categoría semántica que se manifiesta en predicados de distinta naturaleza (nominales, adjetivales, preposicionales) y que resulta no de la información contenida en un ítem léxico, sino que tiene lugar de manera composicional. Así, el aspecto léxico es una noción transcategorial y composicional, por lo que constituye un fenómeno a la vez semántico y sintáctico.
Respecto de la transcategorialidad, como se observa en los siguientes ejemplos, las mismas categorías aspectuales sirven para establecer clases tanto de predicados como de sustantivos.

(4)       a. La luz relampagueó.
            b. Perro.

(5)       a. Juan duerme.
            b. Agua.

En (4a), el predicado relampaguear es un evento delimitado (porque tiene un fin inherente, es un destello que comienza y termina casi simultáneamente) y está compuesto por una única entidad (para que tenga lugar el evento relampaguear basta con que ocurra una única vez). Ahora bien, si se observa con atención, lo mismo cabe decir para perro: es una entidad delimitada (es posible demarcar sus contornos) y, al igual que relampaguear, es una entidad única (para que tenga lugar la entidad perro es suficiente que haya un perro). Además, tanto en (4a) como en (4b) no es posible dividir el evento o la entidad en partes menores y seguir teniendo el mismo evento o la misma entidad (i.e., la mitad de un perro no es un perro). Esto sí es posible, en cambio, en los casos de (5): si se fracciona el tiempo durante el cual se desarrolla el evento Juan duerme, en todos los fragmentos resultantes, Juan está durmiendo, y si se fracciona el agua, las cantidades menores resultantes serán también agua.
A los sustantivos como perro se los denomina sustantivos discontinuos o contables; a los del tipo de agua se los denomina sustantivos continuos, incontables o de masa. Esta clasificación, podría pensarse, es de naturaleza aspectual.
Los adjetivos también están sujetos a restricciones aspectuales. Piénsese, por ejemplo, en la diferencia que se establece entre (6a) y (6b):

(6)       a. Ese caballo es purasangre.
            b. *Ese caballo es enfermo.

Tanto purasangre como enfermo son adjetivos, pero, como se observa, no se comportan de la misma manera. La razón de la agramaticalidad en este caso radica en una cuestión aspectual: la cópula ser solo se combina con adjetivos imperfectivos, es decir, con adjetivos que supongan una propiedad inherente del sujeto independientemente del evento de que se trate. En cambio, adjetivos como lleno, limpio, junto, seco, electo, etc., son perfectivos -es decir, denotan un estado final alcanzado. De allí que no se combinen con la cópula es pero sí lo hagan con estar, que se diferencia de ser por requerir un predicativo subjetivo obligatorio (PSO) perfectivo:

(7)       El caballo está lleno, sucio, limpio, seco, etc.

La perfectividad de estos adjetivos se puede observar en la posibilidad que tienen de combinarse con adverbios como completamente, del todo, posibilidad que los adjetivos imperfectivos como purasangre no tienen.

(8)       a. El caballo de Juan está completamente sucio.
            b. *El caballo de Juan es/está completamente purasangre.

La explicación que aduce la bibliografía para esta diferencia en cuanto al comportamiento de los adjetivos de perfectivos e imperfectivos (Bosque, 1990) es que los primeros derivan, mediante un proceso morfológico, de participios perfectos pasivos (llenado>lleno, limpiado>limpio, secado>seco, elegido>electo) por lo que heredarían de estos su carácter perfectivo.

Como ya se mencionó, el aspecto léxico es composicional. Esta característica permite pensar el aspecto como una noción que está más allá de la significación intrínseca de los verbos y habilita la posibilidad de entender el aspecto léxico como un fenómeno semántico y sintáctico al mismo tiempo.
La naturaleza composicional del aspecto se aprecia con claridad, por ejemplo, cuando el aspecto del predicado se define a partir de la naturaleza del complemento directo. Obsérvense las siguientes oraciones.

(9)       a. Mi vecino está arreglando sillas (*a las 14:45hs).
            b. Mi vecino está arreglando dos sillas (*todos los días).

Como se observa, los predicados con el verbo arreglar cambian su naturaleza aspectual según si el complemento es delimitado o no. Así, dos sillas es delimitado, por lo que puede combinarse con adjuntos temporales que señalen un punto determinado en el tiempo: arreglar dos sillas antes de las 14:45hs, pero no con adjuntos que impliquen duración o habitualidad, como se observa en (9b). Por el contrario, si el complemento de arreglar no está delimitado, todo el predicado carece de delimitación, como se observa en (9a). (Este comportamiento con un nombre plural sin determinante se repite cuando el nombre es de masa. Véase la Ficha de cátedra sobre nombres desnudos). Estos comportamientos muestran que la delimitación o no del nombre que actúe como complemento del verbo es fundamental para determinar el aspecto de un predicado.
El llamado se aspectual también es otro ejemplo de la naturaleza composicional del aspecto léxico. Según distintos autores (Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009; De Miguel, 1999; RAE, 2009, entre muchos otros), la aparición de este tipo de se se halla en estrecha relación con un complemento directo delimitado. Así:

(10)     a. ¿Quién se ha comido la torta que quedó en la heladera?
            b. ¿Quién se ha comido las tortas que quedaron en la heladera?
            c. *¿Quién se ha comido tortas/queso?

Como se observa en (10c), la ocurrencia de un se aspectual en una oración que contenga un complemento no delimitado, ya sean nombres contables en plural sin determinación (tortas, pizzas) o nombres no contables (carne, queso), arroja resultados agramaticales. Otra vez, no es posible determinar, a la luz de datos como los de (9) o (10), las características aspectuales de un predicado como comer sin tener en cuenta el contexto sintáctico en el que se inserta.
Otro de los elementos que influyen en la interpretación aspectual del predicado es el adjunto. En ocasiones, es el adverbio que modifica el predicado lo que fuerza una determinada lectura aspectual. Un evento delimitado, como el de (11a), puede perder su delimitación si el modificador supone una extensión del evento durante un período de tiempo, como se observa en (11b):

(11)     a. Tropecé con esa piedra.
            b. Tropecé con esa piedra durante meses.

En efecto, si el predicado tropezar con esa piedra es delimitado y puntual, tropezar con esa piedra todos los días supone una iteración no delimitada del subevento, delimitado y puntual, tropezar con esa piedra.
Lo propio cabe decir de las perífrasis verbales aspectuales. En español existe una alta productividad de construcciones perifrásticas con valor aspectual que determinan el valor aspectual del evento, como en (12).

(12)     a. El invitado saludó a su anfitrión.
            b. El invitado anda saludando a sus anfitriones.

(12a) es un evento delimitado, puntual. De allí que sea posible sostener que el valor aspectual progresivo o continuativo de (12b) está dado por la perífrasis andar + gerundio.

3. Clases aspectuales de predicados.

En las páginas anteriores se han utilizado, de manera un tanto imprecisa, los términos delimitado, puntual, estados, entre otros, con el propósito de caracterizar el aspecto de los predicados. En lo que sigue se intentará darle precisión a estos términos para luego establecer clases de predicados según su aspecto léxico.
Un predicado es télico (del griego telos, ‘fin’) o delimitado[3] cuando tiene, de manera inherente, un punto final luego del cual el evento ya no tiene lugar. Así, hacer un té culmina cuando el té está efectivamente realizado, mientras que respirar no presenta un límite o punto final inherente.
A su vez, los predicados pueden ser o bien durativos o bien puntuales o no durativos. Los primeros ocupan un intervalo temporal, mientras que los segundos no: son instantáneos o momentáneos. Gráficamente, un predicado como coleccionar monedas puede representarse del siguiente modo, con  símbolos que indiquen el transcurso del tiempo: >>>>>>>>, mientras que los predicados que carecen de estructura temporal, como darse cuenta, pueden ser representados por medio de un punto, ·.
Otra característica que define el aspecto léxico de los predicados es si sufren algún cambio o no mientras tienen lugar. En este sentido, un evento se define como dinámico si sufre cambios internos en su desarrollo temporal. Por el contrario, si el evento no sufre ni experimenta ningún cambio en su desarrollo temporal se denomina no dinámico. Por ejemplo, correr, cocinar, fumar, hablar, caerse son eventos dinámicos. Ser flaco, medir 1.78m, conocer algo son eventos no dinámicos.
La combinación de los rasgos delimitación, duración y dinamicidad da lugar, según muchos autores, a clases aspectuales distintas.
Los eventos que son no delimitados, durativos y no dinámicos se denominan ESTADOS (states, en inglés). Son eventos que no ocurren, sino que se dan de manera homogénea durante un período de tiempo. Ejemplos de estados son ser americano, ser verde, medir 2m, saber inglés, amar a la familia. Los rasgos que definen a los estados suponen combinaciones sintácticas posibles y combinaciones que arrojan resultados agramaticales. Como se dijo, los estados son eventos que no ocurren, sino que simplemente se dan. Así se explica los contrastes entre las oraciones de (13):

(13)     a. Ocurrió que cayó una gran helada.
            b. *Ocurrió que la fruta estuvo sabrosa.

Un estado, por ser no delimitado y durativo, no puede parar de darse:

(14)     a. *Juan paró de ser americano/medir dos metros/saber inglés.
            b. Juan paró de correr/escuchar ese programa de radio/tomar mate.

Las oraciones de (14a) son agramaticales, además, por el carácter no agentivo del sujeto; esta característica es propia de los estados (y ayuda a distinguir claramente estados de actividades). De allí que no acepten el imperativo, como se observa en los predicados de (15):

(15)     *Sabé la verdad/tené dos novelas de Cortázar/medí dos metros.

Los estados, dado que son homogéneos y no dinámicos, no pueden descomponerse en fases intermedias en su desarrollo temporal. Por ello, son incompatibles con la perífrasis progresiva  estar + gerundio, que supone un progreso de la acción en el tiempo (16a) ni con la locución poco a poco (16b):

(16)     a. *Juan está teniendo dos primos.
            b. *Juan mide dos metros poco a poco.
            c. Juan está preparando la materia/preparó la materia poco a poco.

Los eventos que son no delimitados, durativos y dinámicos se denominan ACTIVIDADES (activities, en inglés). Se trata de eventos que se extienden a lo largo del tiempo y que carecen de un punto final. A diferencia de los estados (también durativos y no delimitados), las actividades tienen un sujeto agentivo, por lo que pueden presentar adjuntos que dependan del carácter agentivo del sujeto, como se observa en (17)[4]:

(17)     a. Juan corre todos los días para entrar en el equipo de básquetbol.
            b. *Juan mide dos metros para entrar en el equipo de básquetbol.

Las actividades, a diferencia de otros predicados, ocurren y han ocurrido al mismo tiempo. Esto es, si Juan corre, se puede afirmar que ha corrido en cualquiera de los momentos en que se subdivida el evento (a diferencia de, por ejemplo, arreglar un auto: el evento ocurrirá de manera completa solo cuando el auto esté completamente arreglado). Son actividades correr, jugar, nadar, caminar, cantar, fumar.
Los eventos que son durativos, dinámicos y además delimitados se denominan REALIZACIONES o EFECTUACIONES (accomplishment, en inglés). Este tipo de eventos que se prolongan en el tiempo pero que, a diferencia de las actividades, presentan de manera inherente a su propia estructura temporal un punto final o un estado resultante que indica el fin del evento. Una realización ocurrirá solo cuando se haya alcanzado el punto final o estado resultante. Por eso, no se puede decir a propósito de Juan arregla un auto que el evento ocurre y ha ocurrido en cada una de sus fases intermedias. Son realizaciones reparar un auto, caminar hasta la esquina, aprender las tablas de multiplicar, armar una repisa, construir un vínculo.
Existe un cuarto tipo de predicado según su aspecto. Si el evento es dinámico y delimitado pero no durativo, es decir, si no tiene extensión temporal, se denomina LOGRO (achievements, en inglés). Se trata de eventos puntuales que denotan el inicio o el final de una situación, ya que se enfocan exclusivamente en ese punto inicial o final. Son logros tropezar, llegar, nacer, morir, encontrar las llaves, darse cuenta de…, entrar.
El siguiente cuadro resume las características de las clases aspectuales de predicados estudiadas:


Delimitación
Duración
Dinamicidad
Agentividad
Estados
-
+
-
-
Actividades
-
+
+
+
Realizaciones
+
+
+
No corresponde
Logros
+
-
+
No corresponde

                                                                                              (Adaptado de Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009: p. 301)

Dadas las descripciones generales de estados, actividades, realizaciones y logros, es posible pensar en pruebas formales que ayuden a distinguir los distintos tipos de clases aspectuales de predicados.
Los predicados delimitados (realizaciones y logros) se combinan con sintagmas temporales como en una hora, en un mes, mientras que los predicados no delimitados (actividades y estados), por indicar una extensión temporal, se combinan mejor con sintagmas encabezados por durante.

(18)     a. Juan leyó la novela (realización) en una semana/#durante una semana.[5]
            b. Juan llegó a Neuquén (logro) en una hora/*durante una hora.
            c. Juan camina por la barda (actividad) durante dos horas/#en una hora.
            d. Juan supo dos idiomas durante toda su vida/*en una hora.

Además, solo los predicados delimitados pueden formar parte de construcciones del tipo llevarle a uno un año + X. Las actividades las rechazan.

(19)     a. Me llevó un año construir mi casa (realización).
            b. Me llevó un año darme cuenta de mi error (logro).
            c. *Me llevó un año caminar por la barda (actividad).

Por su parte, los predicados no delimitados se pueden combinar con construcciones encabezadas por hasta. Los predicados delimitados, no.

(20)     a. #Juan construyó la casa hasta el verano (realización).
            b. *Juan nació hasta el amanecer (logro).
            c. Juan nadó hasta que se cansó (actividad).
            d. Supe dos idiomas hasta que tuve el accidente (estado).

Existen pruebas para distinguir realizaciones de otros tipos de eventos. Una de ellas es el adverbio casi: si una realización se combina con casi, la interpretación que tiene lugar es la de que el evento ha comenzado a ocurrir pero no se desarrolló por completo. Si casi se combina con un logro, se interpreta que el evento ni siquiera comenzó a ocurrir (lo mismo sucede con actividades y estados).

(21)     a. Juan casi reparó el auto (realización).
            b. La bomba casi explotó (logro)
            c. Laura casi corre por el parque (actividad), pero se arrepintió a último momento.
            d. Laura casi odia a sus primos políticos (estado).

Otra prueba que identifica realizaciones es la que dan ciertas construcciones adverbiales, como medio o hasta la mitad.

(22)     a. Juan tiene medio construida su casa (realización).
            b. Juan leyó la novela hasta la mitad (realización).
            c. *Juan odia a sus primos hasta la mitad (estado).
            d. *El pájarito murió hasta la mitad (logro).
            f. *Juan caminó hasta la mitad (actividad).

4. Conclusión

Las pruebas para identificar clases aspectuales de predicados son numerosas. Ello se debe, en gran medida, a la naturaleza transcategorial del aspecto léxico. Desde un punto de vista aspectual, tal como se intentó mostrar, los predicados son flexibles, lo que da lugar a distintas combinaciones, a partir de elementos con distinto valor aspectual. Ahora bien, no todas las combinaciones son posibles, ni en todos los casos es posible forzar una interpretación; datos como los de (18)-(22) así lo demuestran. Las repercusiones sintácticas de la naturaleza transcategorial del aspecto léxico, como se pudo observar, son diversas. Aquí solo se han presentado algunas con el objetivo de mostrar someramente el comportamiento de los eventos según la clase aspectual a la que pertenecen.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aristóteles. 1997. Metafísica. Madrid: Gredos (traducción de Valentín García Yebra).
Bosque, I. (ed). 1990. Tiempo y aspecto en español. Madrid: Cátedra.
Bosque, I. y Gutiérrez-Rexach, J. 2009. Fundamentos de sintaxis formal. Madrid: Akal.
De Miguel, E. “El aspecto léxico”. En Bosque, I. y Demonte, V. (dir.). 1999. Gramática descriptiva del español. Madrid: Espasa.
Morimoto, Y. 1988. El aspecto léxico. Delimitación. Madrid: Arco Libros.



[1] Fue Aristóteles (Met. IX, 6) quien, en el siglo IV a. C., por primera vez notó la diferencia entre verbos que tienden hacia un fin y verbos que carecen del mismo.
[2] En la bibliografía especializada, suele utilizarse el término Aktionsart para referir el modo en que en que se da una acción. Según De Miguel (op. cit.), si bien Aktionsart goza de aceptabilidad en la literatura sobre aspecto, algunos autores prefieren utilizar el término aspecto léxico para referir el modo en que se dan los eventos, por ser más general.
[3] Algunos autores distinguen la noción de telicidad de la de delimitación (cfr. De Miguel, 1999; Morimoto, 1988).  En la presente ficha, se consideran nociones sinónimas, tal como lo hacen Bosque&Gutiérrez-Rexach, 2009.
[4] La agentividad o no del sujeto es un rasgo que ayuda a diferenciar con claridad estados de actividades. Sin embargo, al hablar de logros y realizaciones, este rasgo carece de pertinencia.
[5] El símbolo # indica  que (18a), con durante, no es agramatical, como sí lo es (18b), sino que tiene una interpretación que no es relevante en este contexto. Dicha interpretación no relevante podría parafrasearse del siguiente modo: Juan estuvo leyendo la novela durante una semana (y no la terminó)

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